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lunes, 3 de enero de 2011

Calendarios americanos

El primer calendario que se conoce en América es el de los antiguos aztecas mexicanos, que lo derivaron, a través de los toltecas, del calendario maya. Esculpido en roca, es conocido como la Piedra del Sol o Piedra del Calendario Azteca. Tiene 1 m de espesor y 3 1/2 m de longitud con un peso de 24 t. Grabado en 1479, las observaciones astronómicas en que se basa hubieron de iniciarse por el año 1000 a. de J.C. Este calendario, notable por los profundos conocimientos astronómicos que supone en sus creadores, así como por su exactitud y simetría carecía de años bisiestos y se basaba en un año de 365 días dividido en 18 «meses» de 20 días cada uno, a los que se añadía al final del año un periodo adicional de 5 días.
Lo mismo que los mayas, se dedicaron los aztecas al estudio de la Astronomía como ciencia de carácter religioso, con el fin de establecer su complicado calendario. Aparte de éstos, los demás pueblos americanos tuvieron un calendario muy primitivo, cuya base se hallaba en los meses y años lunares, con algunas compensaciones entre los calendarios de los pieles rojas y los peruanos. En general, la observación de la época se hizo por la del florecimiento de las plantas, si bien hay muestras de observación de la altura del Sol entre los peruanos y araucanos y en los relojes de sol de los zufiís. Los californianos centrales poseían un calendario puramente lunar, sin tener en cuenta los solsticios, y dividían el año en dos y cuatro estaciones. Los del NO y S, por relación con otros pueblos, utilizaron uno o dos solsticios. Pero indudablemente los calendarios aztecas y maya superaron con mucho a los de los demás pueblos de la América indígena. 

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